Una breve historia de Freepress tras 15 años
1. Los orígenes
No es casualidad que la breve historia de Freepress comience con una reunión. Corría el año 2007 cuando nos juntamos por primera vez las cinco personas del grupo promotor, como se dice en la jerga cooperativista. Allí estábamos Karli, Jacobo, Josua, Gonzalo y el que esto escribe, Jonay. Si la memoria no falla, fue en una terraza de la plaza de Lavapiés, muy cerca de la antigua sede del periódico Diagonal —transformado más tarde en El Salto—. No en vano, cuatro de aquellos cinco éramos trabajadores y militantes de ese proyecto. Todos, además, compartíamos experiencias activistas en movimientos sociales y centros okupados, como buena parte de una nueva hornada de coopes. Asociados informalmente en La Madeja, aquellos equipos tuvieron un papel crucial para animarnos a montar este tinglado. En aquella reunión creo que ya decidimos unánimemente el nombre de la cooperativa. Lo traía preparado Jacobo, quizá como conclusión lógica a nuestra vinculación con Diagonal.
De aquellos primeros años vienen nuestras referencias al manifiesto First thing First y el famoso logo de la patata, que más tarde estilizaríamos. Por entonces también gestionábamos un espacio en Fe 10, sede también de Diagonal. No dejaba de ser una versión de la típica distri de un centro social. En el Info Point vendíamos camis, docus, discos, libros… Pero, oh sorpresa, la cosa no cuajó. Por entonces ya llevábamos un tiempo trabajando en paralelo en los famosos locales de Santa Clara, 3, cuna y tumba de varios equipos de La Madeja, de los que solo nos queda el recuerdo.
En tres años escasos, allá por 2010, el equipo sufre cambios drásticos. Desequilibrios, precariedad y distintas formas de entender el trabajo llevan a que Jacobo, Gonzalo y Karli abandonen la cooperativa, voluntariamente y sin mayores problemas en el equipo, afortunadamente. Pocos meses después, aparece por nuestro local, recién llegado de Barcelona, Daniel.
Lo recibimos con los brazos abiertos, ya que su perfil, su curro y su referencias nos encajaban perfectamente. No sé si mitifico, pero creo que la primera vez que Daniel se pasó por Santa Clara tuvimos sobre la marcha una reunión espontánea con una cliente que apareció por ahí para pedir un presupuesto web… Así que, convencidos, le pedimos que se hiciese socio en seguida, además de necesitarlo para poder continuar con la coope.
—Daniel, ¿sentiste mucha presión?
—¿Presión? En realidad fue como si lo hubiera organizado, acabábamos de llegar a Madrid, Vane y yo, y estaba buscando curros nuevos, así que me fue muy bien. El hacerme socio fue algo inesperado, un cambio radical tras muchos años de freelance, pero me lancé— responde.
2. Llega —tangencialmente— la apóstol Nagore
A Nagore la conocíamos como una de las trabajadoras del equipo de comunicación de Médicos del Mundo, entidad con la que empezamos a trabajar por entonces en varios proyectos. Por reflexiones propias y por nuestra simpatía y buen hacer innatos, estaba convencida de que el llamado tercer sector debía colaborar con cooperativas como la nuestra para sus acciones en comunicación. Desde entonces, creo que nunca ha abandonado ese apostolado que nos ha abierto tantas puertas.
Unos años después surgió la oportunidad de que se incorporara al equipo con un proyecto para el Grupo Tangente, al que recientemente nos habíamos unido. Lo cuenta Nagore: «Recuerdo que estaba chateando con Daniel. Corría el 2013. Él estaba trabajando en Sudáfrica. Yo de activista contra las prospecciones de Repsol en Fuerteventura y formándome en comunicación online por la UNED, para actualizarme en la materia. ‘Si en algún momento veis que puedo participar en algún proyecto, os puedo hacer una propuesta…’, le dije. ‘Pues, casualmente nos ha llamado Tangente para echarles una mano con su plan de comunicación’, me respondió. Y ahí empezó todo».
Nagore aportaba ese enfoque estratégico a la comunicación que complementaba perfectamente nuestros perfiles de diseño gráfico y desarrollo web. Supuso empezar a posicionarnos como una empresa de comunicación orientada a organizaciones sociales y con un enfoque de defensa y sensibilización de los derechos humanos.
3. La incorporación de Lula
Los años de resaca de la crisis financiera global fueron duros para una empresa pequeña como la nuestra, pero los proyectos se sucedían, en gran parte por nuestras redes y el boca a boca de los encargos pasados. Necesitábamos ampliar equipo de diseño y la coyuntura ideal para hacerlo fue una baja de paternidad que necesitaba ser cubierta.
Lula resultó ser la candidata ideal en el momento, una diseñadora con experiencia y versátil. Siempre me pareció muy valiente que dejase su trabajo en una multinacional para meterse, poco después, en una empresa como la nuestra, conociendo además de cerca la implicación y compromiso extra que suponía. No en vano, teníamos muchas amistades comunes ligadas a aquella generación de cooperativistas fraguada a comienzos de este siglo. ¿Estará ella de acuerdo con esto?
—¿Cómo lo recuerdas tú, Lula?
—La entrada en Freepress —me dice— supuso para mí un cambio radical. El título del libro podría ser Cómo mi crisis existencial me llevó, de acatar un código de conducta y vestimenta en una multinacional, a cubrir una baja paternal en una cooperativa de la economía social y solidaria.
—Un título un poco largo, ¿no?
—Ya… La oportunidad vino en un momento vital clave y me dio la vida.
4. Vienen los mares y entra Clara
Lula se quedó ya con nosotras, pero pronto nos dimos cuenta de que necesitábamos ampliar de nuevo el equipo. Como parte de Tangente trabajamos en el proyecto MARES, dentro de la iniciativa Urban Innovative Actions de la Unión Europea. Este proyecto de transformación urbana para la ciudad de Madrid fue uno de los 17 seleccionados de las 378 solicitudes presentadas en la primera convocatoria, resuelta en marzo de 2016.
Para los 3 años que iba a durar la experiencia necesitábamos una nueva diseñadora. A Clara la conocimos durante el proceso de selección anterior y nos gustó mucho su buen gusto y sus dotes como ilustradora, así que aquella era la oportunidad de ficharla. Creo que no se lo esperaba después de casi un año, pues la pillamos algo fuera de juego cuando la llamamos, de voluntaria en un campo de refugiados en Grecia. Sin embargo, muy pronto se entregó a desarrollar la identidad del Mares, de la que nos sentimos especialmente orgullosas.
«Al entrar en el proyecto de MARES apliqué muchas de las cosas sobre las que me había formado o investigado previamente, sobre todo algo que me tenía muy flipada: la identidad flexible», cuenta. Dicho de otro modo, conseguimos un sistema gráfico a partir de formas sencillas que se plasmó en una tipografía y en iconos para las distintas temáticas abordadas. «Aquella libertad experimental de la que pude disfrutar fue una pasada», concluye Clara.
5. La confirmación de Fernando
Desde los orígenes teníamos poco músculo a la hora de enfrentarnos al lado más técnico del mundo digital. El código para el desarrollo web se nos hacía bola a la gran mayoría del equipo creativo. Fernando venía colaborando con nosotros desde el año 2014 precisamente para apoyarnos con el HTML, el PHP y los CSS. Le conocíamos por su conexión con la Unión de Radios Libres y Comunitarias de Madrid (URCM). Trabajaba como autónomo para clientes cercanos y se había especializado, en su origen, en el gestor de contenidos SPIP. De hecho, esto nos vino muy bien para las migraciones de varias web a WordPress, nuestro gestor de contenidos para web preferido.
«La colaboración más grande fue la web de Ecologistas en Acción, con el reto de migrar desde su antiguo SPIP una base de datos de más de 32.000 contenidos. Finalizado esto, en octubre de 2018 entré como trabajador», recuerda Fernando. «Para mí trabajar en Freepress fue alcanzar la coherencia con mi manera de pensar: por lo que hago, la manera de trabajar, por las clientas y por las compañeras», confiesa.
6. Descentralizadas pero cohesionadas
Habíamos llegado a ser siete socias trabajadoras, quién lo hubiese dicho después de aquellos primeros años. Pero, para que el relato sea completo, he de volver otra vez atrás, a 2015, a nuestra mudanza de la calle Santa Clara hacia un nuevo espacio: el Colaboratorio, situado en el paseo de las Acacias, 3.
Ahí comenzó la alianza con Néstor y Josué, un equipo de programadores con el que tenemos muchos proyectos compartidos. Daniel nos recuerda que «comenzaron a trabajar con nosotras al llevar unos meses en Acacias, ahí les conocimos. Mejoramos con ellos nuestros servicios de soporte web y hosting».
El Colaboratorio continúa siendo nuestra base de operaciones, el escenario de nuestras reuniones plenarias y punto de encuentro con otras muchas compañeras con las que compartimos el espacio. Sin embargo, nuestro modelo de trabajo se fue transformando poco a poco. Desde la llegada de Nagore (aunque ya habíamos tenido ensayos puntuales con Daniel en Sudáfrica o en México), una parte del equipo trabajaba normalmente de forma remota. El curro ya nunca más se realizó solo desde Madrid. Estábamos en Canarias, Euskadi, Andalucía, Baleares… Habíamos abierto la puerta del teletrabajo y ya nos organizábamos en consecuencia.
Por eso, cuando llegó el COVID-19, ya estábamos preparados para dar el salto que otras muchas entidades se vieron forzadas a dar. La pandemia consolidó ese modelo descentralizado con el que funcionamos. Nos permite flexibilidad, pero nos obliga a conectarnos y estar en constate comunicación por medio de nuestras aplicaciones. Nos relacionamos como bustos parlantes, pero cuando coincidimos en carne y hueso, dos o tres veces al año, lo vivimos con ganas.
Paralelamente, consolidamos y mejoramos nuestros procesos y protocolos. Ahora tenemos mejores flujos de trabajo, tratamos de buscar un equilibrio entre la necesidad de ser productivos y cuidarnos. Eficiencia cooperativa hemos llamado al invento y seguimos dándole vueltas para que se note en los resultados de todos nuestros proyectos.
7. Tomás, Santi…
A este relato le faltan muchos actores y actrices importantes: redes en las que participamos (REAS/MES, Coop57 y Cooperama); las entidades para las que trabajamos, especialmente las que han confiando en nosotras durante todo este tiempo y que sentimos como compañeras de viaje; personas que han trabajado puntualmente en el equipo (como Alma, Lois o, recientemente, Berta) y, por último, nuestras colaboradoras más estrechas, a algunas, por cierto, las hemos entrevistado en nuestro blog. Sí, hemos recibido el premio a los mejores quince años juntas y es el momento de los agradecimientos, pero no podemos mencionarlas a todas para que la gala no sea eterna.
Tras estos quince años, desde nuestra constitución como cooperativa, creo que el futuro nos reserva nuevos episodios e incorporaciones. Seguimos queriendo crecer de manera sostenible, de la mano de nuevos proyectos y nuevas necesidades. Sin ir más lejos, dos personas se acaban de incorporar a la plantilla durante el último trimestre de 2022.
Tomás está con nosotros desde septiembre para reforzar el equipo de diseño, con la gran novedad de su perfil audiovisual. Nos interesaba tener a alguien dentro que pudiese responder a los encargos relacionados con el mundo del vídeo. Lo cierto es que ahí lo tenemos currando a tope: grabando, guionizando, animando, montando… «Quién me iba a decir, hace 15 años, al pasar por la tienda de la calle Fe en la que inició sus pasos Freepress, que nuestros caminos se cruzarían. Es estimulante participar en una cooperativa con la trayectoria, los valores y el equipo de Freepress. Ahora quiero aportar mi experiencia y una perspectiva creativa en los proyectos audiovisuales», afirma Tomás.
El caso de Santi fue más precipitado, a demanda de la concesión de un proyecto para el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que desarrollamos desde el Grupo Tangente junto con Means Evaluación. Un proceso con el que estamos emocionadas: coordinar la comunicación de la Plataforma VIDAS. «Esta Plataforma sobre desinstitucionalización no es solo una oportunidad para entrar en contacto con decenas de organizaciones del tercer sector. Este espacio también nos está permitiendo poner la comunicación al servicio de la innovación social y la transformación del modelo de cuidados en nuestro país. Un verdadero aprendizaje para que en el futuro sigamos poniendo las vidas de la gente en el centro», comenta Santi.
8. …and beyond
¿Qué nos deparará el futuro? Tenemos muchos retos por delante y voy a pedirle a mi compañero Josua que sueñe un poco: «Bueno, llegó mi turno de completar el relato que empezó en aquel sueño de una noche de primavera de 2007… Hace unos meses nos juntamos todo el equipo en Madrid para reflexionar sobre cómo imaginábamos Freepress dentro de 5 o 10 años. De aquel encuentro sacamos las certezas de querer afianzarnos como una agencia de comunicación de referencia, cercana, humilde, pero potente, para la economía social y solidaria y para el tercer sector, sin renunciar a intervenir en proyectos transformadores promovidos por las administraciones públicas. Como empresa cooperativa, queremos aumentar nuestro impacto social positivo desarrollando al máximo el que hoy es nuestro lema, la comunicación para el cambio social. El ecologismo, el feminismo, la solidaridad, la defensa de lo común son caminos por los que venimos transitando, pero también son los que queremos reforzar y priorizar en los próximos años.
La nueva década nos deparará retos a nivel interno: ¿cómo crecer, con qué objetivos? ¿Cómo reforzar nuestros servicios? ¿Cómo lograr nuestros objetivos empresariales y sociales? Pero también deberemos enfrentar nuevos desafíos globales, como la emergencia climática y la escasez de recursos naturales que ya estamos sufriendo. ¿Cómo orientaremos, entonces, los objetivos de una comunicación transformadora en los nuevos escenarios de crisis que nos toque afrontar? ¿Qué papel jugarán los modelos cooperativos y comunitarios? ¿Lograremos contribuir a abrir brechas en el discurso hegemónico para pelear un mundo más justo? Interrogantes a los que trataremos de ir dando respuesta humildemente desde nuestra cooperativa, de la mejor manera posible, con la experiencia que nos da esta breve historia de Freepress tras 15 años y siempre acompañadas y acompañando a los movimientos por el cambio y la justicia social».
Emocionante texto.
Pues a todo esto yo añadiré algo, ya que tras años oyendo hablar de vosotras, para mí es ya una certeza:
Una de vuestras principales virtudes es que sois un grupo compuesto por muy buenas personas. Y eso es muy importante.
¡¡Felicidades por esto y por vuestros 15 años!!
¡A por 15 años más! Muchas felicidades
Enhorabuena, amigas!